En un contexto económico, el de hoy en día, en el que el dinamismo y la flexibilidad no son una opción, los contratos de permanencia suponen una carga nada despreciable para muchas compañías. Esta cláusula es una reminiscencia de otros tiempos a la que los grandes operadores siguen aferrándose como a un clavo ardiendo… ¿Hasta qué punto es lógica?
La centralita virtual se ha consolidado como la solución más eficiente a la hora de gestionar las comunicaciones de una empresa, sea cual sea su envergadura y en sector de negocio al que esté orientada, si está empezando o está ya consolidado. Sin embargo, para que despliegue toda su potencialidad es necesario un servicio de calidad y competitivo.
Si se cumplen esos dos principios, buen servicio a un precio ajustado al mercado, un cliente no tendrá razones de peso para querer cambiar de proveedor (algo que nunca se hace a la ligera). Entonces, ¿cuál es la lógica de un contrato de permanencia? Si se trata de ofrecer mejores precios a cambio de esa permanencia, aquí hay algo que falla.
El paquete, el regalo… y el peligro
Sin ánimo de hacer chistes fáciles, los paquetes son una práctica habitual entre los operadores dominantes. Todos los conocemos: suelen incluir fibra, voz IP (centralita), terminales móviles y “servicios adicionales” a cambio de un precio cerrado y, por supuesto, una permanencia por un periodo estipulado.
También suele ir incluido un peligro para el cliente (que es una gran ventaja para el proveedor), y es el mismo hecho de que todo se incluya en un mismo pack; de esta forma, no hay cambios posibles, o estos cambios implicarán nuevas permanencias. La pescadilla que se muerde la cola está además, por así decirlo, atada y bien atada.
Y además:
- Además de cláusula de permanencia, el cliente asume una cláusula de penalización (es decir, si quiere rescindir el contrato antes de la finalización de esa permanencia tendrá que pagar una cantidad económica)
- La opacidad de los contratos hace que sean difícilmente comprensibles para la mayoría de nosotros, en especial las partes más técnicas (es decir, no sabemos bien lo que estamos firmando).
- Algo parecido pasa con la factura. Con mucha frecuencia resulta difícil de entender para los no iniciados (es decir, que no sabemos por lo que estamos pagando).
Hay otra cuestión llamativa en este tipo de paquetes: los regalos, normalmente en la forma de terminales móviles. Siendo sensatos, y sabiendo que estamos en el mundo de los negocios y no pasando la Navidad en familia, aquí nadie regala nada. La compañía está haciendo una venta encubierta que amortizará en el precio global a lo largo del periodo de permanencia.
Un contrato típico
Se supone que, a cambio de estas limitaciones, el cliente obtendrá un buen precio por el paquete. Comprobémoslo en un ejemplo típico de contrato de telefonía para empresas, en este caso calculado para 10 usuarios.
- Equipamiento básico en la oficina: circuito de fibra para internet, centralita virtual para 10 usuarios con sus respectivas terminales y dos altas de teléfonos móviles.
- Tarifa plana para llamadas dentro del ámbito nacional a teléfonos fijos y móviles.
- Los servicios “especiales” que se incluyen son de lo más variopinto. Podríamos hablar del mantenimiento, la instalación de antivirus, el puesto en red y un largo etcétera.
- Los “regalos” bien podrían ser dos teléfonos móviles (smartphones) de alta gama.
- Condiciones de permanencia: entre dos y cuatro años, en función de los “regalos” y los servicios “especiales”.
- Coste aproximado mensual: 580€/mes. No es precisamente poca cosa.
Os invitamos a que examinéis más al detalle este esquema de contrato y lo comparéis con el de vuestra empresa. Si se parece, tanto en términos de servicios como en el precio, es probable que se trate de un contrato muy mejorable en el que la permanencia sirve claramente al proveedor como un “cepo” para clientes.
¡Mejor una opción sin permanencia!
Esa oferta de precios y servicios tiene una relación poco ajustada con las condiciones actuales del mercado. Prácticamente cualquier pack de un operador dominante resulta claramente poco competitiva en dos sentidos: tanto lo que se paga como lo que se obtiene por ello.
Aquí tienes, para que puedas comparar por ti mismo, unas cuantas razones para pensarte dos veces firmar este tipo de contratos de permanencia y optar por un proveedor más centrado en dar un servicio ágil, seguro y personalizado.
- El coste de los servicios de internet por fibra óptica suele ser de entre 30 y 40 euros mensuales, con una amplia oferta en el mercado.
- En cuanto a centralitas IP (el meollo del equipamiento), hay también una abundante cantidad de ofertas desde 10€/mes por extensión.
- Respecto a los teléfonos IP, su coste aproximado es de 25 a 30 euros por unidad (hablando de terminales de calidad). Y siempre existe la opción del alquiler.
- Tarifa plana para llamadas nacionales… Sólo faltaría. ¿Quién no tiene a estas alturas un móvil con llamadas ilimitadas?
- Las terminales móviles, al ritmo que va la tecnología, sufren una depreciación rapidísima. A los tres meses están caducos y su valor es mucho menor.
El coste medio de mercado de este tipo de contrato está realmente en torno a los 165€/mes, bastante alejado de los precios habituales entre los grandes operadores. Entonces, ¿qué estás pagando realmente? ¿Y por qué te estás comprometiendo a hacerlo durante años? Es una carga a todas luces onerosa, pero ante todo, ¡innecesaria!
Como decía el sabio, busca y compara antes de comprar
Te invitamos de nuevo a que reflexiones acerca de tu contrato de comunicaciones, planteándote claramente tanto tus necesidades actuales como tus perspectivas de proyección a medio plazo (pues la escalabilidad es esencial). Tal vez sea la hora de hacer borrón y cuenta nueva y buscar nuevos horizontes para tu negocio…